Reino de España 2014
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24 de abril, jueves
Nos mercamos un bono turístico conjunto para ver Baeza y Úbeda. Va a ser un empacho tremendo de edificios, arte e historia,
pero no importa, contentos de aprender. Nos acompaña Carmen, de la agencia de servicios turísticos Pópulo.
Formamos un grupo como de doce personas, todos españoles. Junto a la Fuente de los Leones, Carmen nos introduce en
la historia de Baeza: "Los romanos la llamaban Biatia; como guerreros que eran les gustó mucho su emplazamiento defensivo
sobre una loma y sus posibilidades comerciales ya que era paso obligado de mercancías entre Cástulo —actual Linares—
y Málaga. Con el tiempo, la convirtieron en un importante centro administrativo y de acuñación de moneda.
En el siglo V la aristocracia visigoda sustituyó a los romanos y luego, en el VIII, llegaron los musulmanes,
que se quedaron aquí nada menos que cinco siglos, hasta que, en 1227, Fernando III el Santo les arrebató la ciudad
y la integró en el Reino de Castilla. En la toma de Baeza participaron muchas familias a las que el rey recompensó
con títulos y señoríos en las tierras conquistadas. Una de esas familias, los Benavides, de origen leonés, se instaló en Baeza
y mantuvo una agria rivalidad con los Carvajal por el control de la ciudad. Para evitar que Baeza se convirtiera en un campo de batalla,
la reina Isabel la Católica mandó derribar todas los edificios fortificados que pudieran servir de refugio a cualquiera de las familias.
Hasta que hicieron las paces, la ciudad no prosperó". ![]() Detalle de la fuente de Santa María y al fondo la catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza "A mitad del siglo XVII se traslada todo a Jaén y con la desamortización de Mendizábal se cierran conventos y parroquias y eso, unido al aumento de los impuestos como consecuencia de la Guerra de los Treinta Años, hace que Baeza decaiga por completo. De veinticinco mil habitantes pasa a nueve mil y Baeza se dedica al cultivo del trigo y la cebada. Hacia el siglo XIX se cambia el cereal por las olivas porque se piensa que el olivo aguanta mejor los cambios de temperatura. A partir de los años setenta se apunta a la industria del turismo y en 2003 el casco histórico es declarado Patrimonio Mundial". Uno del grupo parece que viene sabido: —¿Es cierto que todos o gran parte de los palacetes, iglesias y antiguos conventos se conectan por pasadizos subterráneos?
En la plaza de Santa María, sobre la sobria sillería del edificio que fue el seminario San Felipe Neri —fundado en 1660 por el obispo de Jaén— destacan unas letras rojas. "¿Saben ustedes lo que son? Son los llamados vítores festivos, algo así como pintadas que hacían los seminaristas cuando terminaban sus estudios. Bueno, en realidad no las hacían los alumnos —demasiado refinados para mancharse—, sino que las encargaban a un "especialista"; dicen que la pintura era sangre de toro. Eran ilegales, como ahora. A los alumnos de Úbeda no se les permitía esta tradición, por la rivalidad que había entre Baeza y Úbeda. Si se fijan, esas letras dicen Diego de los Cobos —de la poderosa familia Cobos-Molina de Úbeda— y, al lado, se ve la figura de una señor con el culo al aire, cagando en un bacín —recipiente de barro que recogía los excrementos—. Los de Baeza llamaban despectivamente a los de Úbeda bacines —gente despreciable— y éstos a los de Baeza, bambollas —personas que aparentan más de lo que tienen—. Los de Úbeda tenían el dicho: Baeza, fantasía y pobreza. Y Machado escribió algo parecido: Baeza, pobre y señora. El seminario funcionó hasta 1969 y en 1990 se rehabilitó para convertirlo en la sede de la Universidad Internacional Antonio Machado". "El poeta sevillano Antonio Machado (1875-1939) pasó con nosotros unos años. Se trasladó de Soria a Baeza tras la muerte de su joven esposa por tuberculosis. Él prefería Madrid pero no encontró plaza libre, así que se vino a Baeza en 1912 creyendo erróneamente que estaba comunicada con tren con Madrid. Aguantó siete años dando clases de francés en el instituto. En sus cartas a Unamuno describe Baeza como un pueblo sucio y triste, destartalado y sombrío, con una población rural encanallada por la iglesia, con apenas un treinta por ciento de alfabetizados. Años más tarde cambiaría de opinión. En ese documento de la vitrina pueden ver que a nivel económico le fue bien: cobraba veintiún euros anuales en 1913, y aunque es difícil hallar la equivalencia actual porque se desconocen los datos del IPC de entonces, se sabe por otras referencias que era un salario elevado para la época". ![]() Fachada del palacio de Jabalquinto en Baeza
En el local de Artificis, justo enfrente del lateral sur de la capilla del Salvador de Úbeda nos encontramos casi los mismos del recorrido por Baeza. En esta ocasión la guía se llama Marta. Frente a la entrada principal a la capilla hacemos un semicírculo a su alrededor y nos instruye: "La historia de Úbeda es similar a la de Baeza: aquí también se aprovechó su posición estratégica para construir la ciudad. En 1234 es reconquistada para la cristiandad tras la batalla de las Navas de Tolosa. El hombre más importante en la historia de Úbeda no es el rockero Joaquín Sabina ni el escritor Antonio Muñoz Molina sino Francisco de los Cobos y Molina (1477-1547). Su padre era alcalde de Úbeda y su tío Diego Vela le enchufó como administrativo en la corte de la reina Isabel. En 1503 es nombrado escribano de cámara y a partir de ahí no deja de ascender hasta llegar en 1516 a secretario del rey Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Se casó con María Sarmiento de Mendoza, hija de los Condes de Rivadavia, cuando ella contaba catorce años y el cuarenta, normal para la época ya que la esperanza de vida era muy baja. Llegó a ser inmensamente rico, cobraba el uno por ciento de todo lo que venía de las Américas, era dueño de yacimientos mineros, de salinas y acumuló múltiples cargos, muchos de ellos simples sinecuras —cargo que apenas ocasiona ningún trabajo—, pero bien remuneradas". "A Francisco de los Cobos no le bastaba con joyas, distinciones, obras de arte, propiedades, títulos y honores, también quiso ser enterrado en su propia capilla, como los reyes, así que se construyó la iglesia de El Salvador, aquí, en Úbeda, aunque antes tuvo que pedir permiso al papa, porque no era noble. Fue concebida como iglesia privada y lo sigue siendo: ahora pertenece a sus descendientes, al Duque de Medinaceli, que pagan el mantenimiento,
Al salir de la iglesia, Marta nos señala el edificio de la derecha: "Ese edificio es el actual juzgado, originalmente fue el beaterio de Sancho íñiguez; un beaterio es parecido a un convento pero sin reglas monásticas y además, las mujeres son generalmente pobres, a diferencia de los conventos y monasterios, donde solo entraban las monjas si venían acompañadas de una buena dote, por tanto, siempre pertenecían a la alta sociedad. En este beaterio llegaron a vivir hasta treinta emparedadas". "En la plaza Vázquez de Molina ven la basílica menor Santa María de los Reales Alcázares, se construyó sobre la antigua mezquita y respeta sus espacios. Las espadañas son del siglo XIX y observen como se insinúan unas falsas ventanas como decoración. En marzo de 2011 se acabó la restauración, que ha durado veintinueve años y fue financiada por la Junta de Andalucía pero ahora el obispado ha puesto la entrada de pago y hay un gran malestar. El obispado alega que siempre se necesita mantenimiento". "Les voy a decir una cosa curiosa: ni en Úbeda ni en Baeza escucharán el crotorar de las cigüeñas, no las hay. No me pregunten porqué. Quizá un naturalista lo sepa". "Por último vamos a visitar la sinagoga del Agua, un espacio que ha permanecido oculto durante siglos hasta que el promotor Fernando Crespo empezó las obras para compartimentar un inmueble y sacarle un rendimiento. Tras derribar una pared se encontró el arco de una casa antigua. En vez de cerrar el pico y continuar las obras lo hizo público. En 2007 comenzó la restauración y en febrero de 2010 lo abrió al público.
—¿Cómo sabemos que se trata de una sinagoga? —Buena pregunta. Todas las sinagogas que se han encontrado en España son diferentes, no tienen un estilo común. Sin embargo, hay varias pistas: la galería para las mujeres, que siempre va en un piso superior, segundo, la presencia de pozos de agua. En una sinagoga siempre debe haber baños de purificación, el agua es el elemento que simboliza la limpieza del alma y vean, aquí tenemos no un pozo, sino dos, y además con agua que fluye, como debe ser. Y tercero: no podía ser de cristianos, en esa época todavía no tenían costumbre de lavarse. No podemos marchar sin preguntar por el origen de la expresión "perderse por los cerros de Úbeda": "Esta expresión, en origen, significaba cobardía porque se dice que un oficial del rey Fernando III desapareció justo antes de atacar Úbeda y apareció cuando el combate ya había terminado. Al preguntarle que donde había estado respondió que se había perdido por los cerros de Úbeda, lo cual era imposible dado la escasa enjundia del relieve ubetense. También circula otra versión: que el oficial estaba enamorado de una mora y durante el asedio se dedicaron a la coyunda; al volver no quiso dar muchas explicaciones y salió con lo de los cerros. El caso es que hogaño no se utiliza ni como significado de cobardía ni de cópula, sino con el sentido de irse por las ramas; misterios del lenguaje". Y damos por finalizado este intenso día de una enorme cantidad de información, muchísima más de la que he pasado a este diario. Fíjate que no he escrito nada sobre la catedral, ni sobre los edificios de la plaza del Pópolo, ni sobre tantos otros. |