23 de abril, miércoles
Visitamos el Cuarto Real Alto del Alcázar, residencia de los reyes cuando vienen a Sevilla.
Por cuestiones de seguridad se visita en grupo y acompañados por un guardia. Nuestras pertenencias
se dejan en una taquilla que se cierra con una moneda de euro. No fotos. No videos. La audioguía
se enciende al comienzo, todos a la vez, y sigue funcionando sin posibilidad de parar hasta el final de la visita.
Las habitaciones privadas no se enseñan, tan solo las salas de audiencias y otras de tipo protocolario.
Las explicaciones de la audioguía se limitan a una descripción técnica de la decoración de las salas y se hace pesada.
Nos dirigimos ahora hacia la plaza de la Encarnación para ver el Antiquarium, un museo montado sobre unas ruinas romanas encontradas
en 1999 cuando metieron las máquinas para construir un aparcamiento subterráneo. Lo que yo desconocía por completo era la inmensa escultura que han construido encima;
es el Metropol-Parasol, más conocido como las Setas de Sevilla. Cuando he doblado la esquina me he quedado con la boca abierta.
Espectacular, moderno, arriesgado y... carísimo. Ha costado la friolera de cien millones, gastados en plena crisis.
Se ve que Sevilla aún no contaba suficientes atractivos con la Catedral, la Giralda, el Real Alcázar,
la Torre del oro, el barrio de Santa Cruz, el palacio de las Dueñas, la Plaza de España, el parque de María Luisa, la casa de Pilatos, el hotel Alfonso XIII,
decenas de iglesias y conventos, los jardines de Murillo, Triana, la Cartuja, los museos (Bellas Artes, Costumbres Populares, de Baile Flamenco,
del Carruaje, el Histórico Militar, el Taurino, de Navegación, etc), Real Maestranza de Caballería, la cámara oscura de la Torre de
los Perdigones, la noria, etc.
Es que además las setas han traído de cabeza a los calculistas, porque una cosa es la idea genial de un arquitecto y otra llevarla a cabo.
La duración estimada del proyecto era de dos años, en realidad duró seis porque los ingenieros alemanes ni tan siquiera
se habían preocupado de comprobar si los detalles que inicialmente habían proyectado para las uniones eran realizables.
Hasta tuvieron que sustituir el acero por madera cuando vieron que los empujes horizontales provocados por la expansión térmica en verano eran excesivos.
¡Ah, y no te olvides que la parte superior de las setas es visitable! De pago, claro.
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Debajo, el Antiquarium, arriba, la compleja estructura de madera del Metropol-Parasol del arquitecto Jürgen Mayer |
El Antiquarium es un moderno museo que muestra las ruinas encontradas:
un taller de fabricación de lámparas de aceite,
una factoría de salazones donde se elaboraba hallec —pasta de pescado fermentado—,
casas con mosaicos bien conservados, etc.
Dejamos Sevilla y ponemos el navegador con rumbo a Baeza donde nos alojamos en el pequeño hostal Aznaitín.
La recepcionista nos recomienda cenar en el bar Paco's, justo al lado.
Por estos lares tienen la costumbre de servir una tapa de cortesía junto con la bebida.
Nos quedamos asombrados del tamaño de la "cortesía", en realidad, no es una tapa sino medias raciones como
croquetas de pollo y jamón, pollo frito a la sal, papas a lo pobre con queso fundido, queso manchego con aceite, costillas de orza,
salmorejo cordobés, setas a la milanesa, tortilla en salsa, etc. Con dos "cortesías" nos damos por cenados. ¡Qué bien se come en Andalucía!
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